Algo a lo que yo de verdad llamo amistad

lunes, julio 4

El final de algo que parecía no tenerlo

Una pequeña lágrima cae sobre su perfecto pómulo, no quiero, el único que tiene que sufrir soy yo, ella no se lo merece, no tiene que ser así. Pero se perfectamente que sufrirá tanto como yo. Ahora sí reacciono, la atraigo hacía mí y la abrazo fuerte, la tengo así durante todo el tiempo que necesita. En ese momento lo suelto, se lo digo, y espero a su reacción, se separa y no se mueve, mira al suelo, y justo ahí rompe a llorar, desconsoladamente, se sienta en su balcón y se tapa la cara por vergüenza, no quiere que la vea llorando, nunca ha querido, y hasta ahora sigue siendo así.

¿Por qué, por qué, por qué? Porque todo tiene que ser así de difícil, pero en ese momento parece darse cuenta de que yo ya no me siento cuenta en esta situación, me atrae consigo y me abraza, mientras que a mi una lágrima se me escapa, le abrazo fuerte para que no pueda irse. En ese momento las palabras salen de su boca tan rápido que ni tan siquiera me deja tiempo para analizarlas, todo es muy rápido y confuso, al final todo cobra sentido, comprendo todo lo que quiere decir. Se acabó, todo al final roto, y rompo a llorar como nunca lo había hecho, lloro y lloro, y lo único que se me ocurre es taparme la cara, muerta de vergüenza como siempre me había pasado a que el me viera así, triste.

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