Me desperté esta mañana pensando que todo había acabado, que al final solo has sido nada más que un estupido sueño del que nunca me ha gustado despertarme. Pero me despertabas con tus orgullos y mentiras, con esa clase de cosa que cada día me iban desilusionando, poco a poco, hasta no ser nada. Nada más que alguién que no se mere cía mi tiempo, ni mis ganas, mis ganas de conquistarte cada día paso a paso, haciendote reir y disfrutar, como nunca nadie lo había echo, con ese detemiento y paciencia que solo tú me has echo tener. Fue esa sonrisa la que me paralizó, esos ojos los que me cautivaron, y esa persona que me hizo más que soñar despierta. Soñaba en un mundo a tu lado, lleno de colores, cogidos de la mano, y saborenado nuestro tiempo como si fuera el último. Creía que todo eso ya estaba olvidado, que iba a seguir adelante para no perderme más, como desde un principio estaba. Olvidar todo eso que me has echo sentir, que nadie más había conseguido. Pero hoy me has vuelto a sonreir, hacer ese pequeño gesto que me enamora, que me pierde, que recobra hasta el sexto sentido. Y todo ha vuelto a las andadas, queriendo enamorarme un poquito más cada día que pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario